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III.
Aus den spanischen Papieren in Brüssel.

1. Relacion dada al conde de Oñate por fray Diego de Cuiroja del viaje que ha hecho á Bohemia, en enero de 1634.

(Para embiar al S. Infante.)

En execucion de las órdenes de V. E., llegué á Pilzen, jueves 5 deste, á medio dia. El mismo, á la tarde, tube audienzia del duque general, á quien hallé en la cama algo indispuesto: dile la carta del Emperador, y, en conformidad della y de las instruciones de V. E., le encarecí mucho la importanzia y necessidad de haver de passar la Alteza del Sr Cardenal á Flandes con la mayor brevedad possible. Hizele dueño del como, quando y por donde, assegurando que el disponerlo y facilitarlo seria uno de los mayores servicios y que mas estimaria el Rey nuestro señor, y con que mas le podria obligar. Apuntéle lo que cerca dello aquí se havia discurrido sobre lo que el sor Duque de Feria havia propuesto, subordonándolo todo á su parezer y elecion, por la mucha satisfacion que S. M. y sus ministros tienen dél, y la confianza que hazen del buen zelo que siempre ha mostrado al servicio de S. M., á quien debe toda buena corespondenzia, por lo que S. M. hasta aquí ha procurado continuar con él, y por lo que siempre ha inclinado á sus mayores aumentos y grandeza: de que le podria yo hazer fee jurada, por lo que en encarecidas cartas de S. M. havia visto en muchas ocassiones, anssí escritas á mi como á otros ministros.

Despues de haverme oydo con atencion, y respondido con corteses cumplimientos á la confianza que dél se hazia, y satisfacion que se mostrava tener de su buen zelo en lo tocante á la materia, confessó con mucha ponderacion la importanzia y necessidad de la yda de S. A. con la mayor brevedad possible; pero, en lo tocante al como y por donde, me propusso de repente muchas difficultades, á su parecer insuperables. Procuré revencérselas todas, lo mejor que pude, no dándome por combencido de ninguna; y despues de haver dado y tomado gran rato en el casso, viendo que no daba nada de sí, al cavo dixe con muestra de sentimiento: »Al fin el Rey mi señor tiene poco ó nada que esperar de lo de por acá en ningun tiempo, pues en todos y en quanto se le offreciere, es fuerça de haverse de topar con difficultades de consideracion, y no tratando de atropellar por ninguna, es fuerça haver de dar la negativa á quanto de parte de S. M. se pretendiere.«

Con esto me quedé mesurado, dando á entender en el semblante mi mucho sentimiento y poca satisfacion con que quedava de la plática, sin haver querido entrar yo en ninguna de muchas que él procuró introduzir. Y advirtiéndolo el duque, resolvió para el día siguiente la resolucion, diziendo que pensaria mejor en ello, y lo consultaria con el maesse de campó, general Hilo, y con el tenientecoronel de Aldringuer, que se hallava allí. Advertile que la consulta era peligrosa, por el secreto que se requeria; respondióme que les propondria solamente la marcha de cavallería, en este tiempo, para jornada larga, sin dezir á donde ni á que. Con esto, á cabo de tres oras, me despedí, dexándole, á mi parecer, algo confusso.

El dia siguiente, y el otro despues, le hallé afirmado en las mismas difficultades, dándome por última respuesta que yo las propusiesse al Emperador, y como él, en consideracion dellas, hallara por impraticable por aora la jornada, en el modo y por donde se le proponia; que su parecer era que S. A. dilatase su viaje hasta pasada pasqua, y que para entonces se concertase con el conde Phelippe de Mansfelt (que se halla aorra en Viena y va á governar las armas cesareas hacia las partes del Vezer, Saxonia inferior y Vesfalia), que, con las tropas de cavallería que pudiere, pase de repente á Lucemburc, y juntándose con algunas de Flandes atraviesen la Lorena, y entendiéndose con S. A. el sor cardenal infante, vengan á encontrarse en los confines de Alsacia, hacia donde podrá S. A. acertare con las tropas del cargo de Aldringuer y con las mas que S. A. pudiere juntar. Esto le parece lo mas seguro y praticable, y en que se podrán facilmente superar las difficultades que se offrescieren.

Las que me propuso para lo demas fueron: primeramente, quanto al camino por Franconia, desde Egra á Colonia averse de atravesar mas de cien leguas todo per pays de enemigos, donde no tenemos ni una sola plaça, y no pudiendo la cavallería hazer en este tiempo de quando mucho dos leguas y media al dia, seria largo el viaje, y tendrian los enemigos que están por aquella parte, lugar para poder á su salvo, juntándose de los presidios y quarteles, dar de refresco sobre los nuestros, que cansados y en número mucho menor del que ellos pueden con facilidad juntar, irian expuestos á una rota; y S. A. no poderse retirar ni donde acoxerse; y dado casso que por gran suerte pudiese pasar S. A. hasta Colonia con la cavallería, sin dar lugar á que el enemigo pudiese salir al paso, la vuelta por lo menos seria del todo impossible, particularmente haviendo de bolver de necessidad tan desecha que quiça no seria la midad, y essa cansada de tan largo viaje, en tal tiempo y sin reposso: ansi que por estas y otras consideraciones semejantes tiene por intratable la plática de aquel camino.

Quanto al de Alsacia, de modo que lo proponia el duque de Feria, dice el general que le tuviera por mas seguro, y praticable desde luego, si la cavalleria se hallara acia aquellas partes, pero que, haviendo de caminar desde los quarteles donde se halla hasta Brisac mas de cien leguas por la buelta que han de yr dando respecto á aber de vaxar á pasar el Danubio por Pasau, y en tiempo tan riguroso y por pais de los de mayores inclemencias de Alemania, tiene por impossible que llegase allá la mitad, y essa tan testroçada que en muchos dias no podrá S. A. servirse della: con que se hallaria en mal pasaje.

Demas desto, dize que los enemigos que están hazia aquellas partes y riveras del Danubio pueden facilmente juntar doze ó catorze mil cavallos, con que saliendo al passo, á esta cavalleria seria difficultoso escapársele, y mas haviendo los enemigos de caminar poco, y pudiendo ser muy presto avissados. A todo lo dicho añade que, sacándose de su armada seis mil cavallos effectivos, no le quedarian dos mil arriva en ella (estando tan lexos Galasso con tantas tropas): con que quedarian los quarteles de la infantería á poligro de ser rotos, y de entrar los enemigos á alojarse en Bohemia, y hazer en ella y en los demas paises hereditarios grandes daños.

En consideracion destas difficultades funda su parezer, Subordinado á lo que el Emperador determinare, despues de haverlo bien considerado: y esto me repitió algunas vezes. Con que me despedí dél, el savado á la noche, y me partí el domingo al amanescer, con poco crédito en la resignacion que hazia de su parezer, sujetándole á lo que el Emperador determinase, si ya no fuesse en caso que con affecto él dexasse el cargo y se retirase del todo, como aquellos tres dias me havia dado á entender con atestadas exageraciones. Que es quanto se me offrece tocante á mi comission.

Guarde Dios á V. E. como desseo. De La Celda, 16 de enero 1634.

2. Copia de carta del conde de Oñate, escrita á S. M. en 21 de hebrero 1634.

(Para embiar al S. Infante-Cardenal.)

Señor, El Emperador ha resuelto de yr en persona á Budbais, y la instancia del Sor rey de Ungria ha sido tanta para yrle acompañando, que al fin ha venido en ello, y mañana parte el conde de Trautmenstorff á abocarse con el cardenal de Estrigonia y palatino de Ungria, para ver si se puede dilatar la dicta de aquel reyno (que se havia de començar á los primeros del mes que biene), ó bien yrla á tener, en nombre del Emperador, el Sor archiduque Leopoldo.

El señor Rey y Reyna, de órden de S. M. Cessarea, me han apretado, mas de lo que yo sabré decir, sobre que socoriese al Emperador, con lo mas que pudiese, para ayuda á dar una paga al exército, que hacen cuenta montará un millon de florines. Y como el duque de Fridlant se halla con dinero, y hará lo estremo para atraer á si la mayor parte del exército; si me hallara sin caudal, no dejará de hazer algun socorro considerable; faltándome los medios. Los que se toman para suplir á esta necessidad son 200 mil florines, que yo he retenido algunas semanas, resistiendo á varias inportunaciones, y aun quejas, que ha havido para sacármelos, despacharáse á Nápoles, con órdenes para que el feudo de Ponblin se dé á los Apianos, si dieren prontamente el dinero, y sino al principe de Venosa, y que se remita luego el dinero. Y porque alegavan estar todo consignado, offreci de dar yo los 60 mil florines que me havia consignado el Emperador en esta partida, para que con este exemplo se pudiese apretar á los demas asignatarios, para que hagan lo mismo. El Emperador lo ha acetado, y mostrado agradecer: y sobre este effecto se buscará aquí todo el dinero que se pudiere hallar.

Señor, la ocasion no puede ser mas apretada, pues es cierto que sino se hubieran cortado los pasos á Fridlant, por lo menos hechará al emperador de Alemania en todo el mes que viene, y si agora pudiere obtener que le siga parte considerable del exército, le hará mas estimado de los enemigos, y se harán mayores sus fuerzas, con deminucion de las del Emperador que tanto necessitavan de aumentarse. Para suplir esto, no pueden llegar á tiempo las provisiones y órdenes que V. M. mandare hazer sobre este despacho; mas como no puedo yo saver lo en que habré de empeñar la real authoridad y crédito de V. M., para reparar que no se caigo todo, y como tras esta ocasion viene inmediatamente la de disponer este exército par la campaña que viene me ha obligado á suplicar á V.M., con la instancia que pide su mayor servicio, se sirva de mandar se acuda á esto con el esfuerzo estraordinario que pide la necessidad. Y V. M. no estrañe el pedir ahora aun mayores sumas de las que digo en este despacho, pues, como sobrevienen acidentes tales y tan inpensados, con ellos crece el aprieto y la necessidad: y assí es forzoso representarlo á V. M., para que con su real grandeza lo ampare, pues es cierto que despues de la misericordia de Dios no ay otro en el mundo.

Nuestro Señor guarde la Real y Cessarea persona de V. M. muchos años, como la christiandad ha menester y sus criados deseamos. Viena, à 21 de hebrero 1634.

3. Carta del conde de Oñate al Cardenal-Infante de 21 de hebrero 1633.

Serenisimo Señor, en todos mis despachos he avisado á V. A. lo que aquí se ha ydo juzgando y sospechando de las acciones y intentos del duque de Fritlant, y particularmente de la plática que hizo á los officiales del exército, quando el Emperador le mandó bolviesse á socorrer al duque de Baviera, dándoles con ella motivo para escrivir á S. M. Cessarea: lo que entonces avisé á V. A. En la junta que despues hizo en Pilsen, descubrió mas su dañada intencion, porque, si bien la combocó con pretexto de querrer renunciar el generalato de las armas, ya tenia dispuestos la mayor parte de los cavos y officiales á instár en que no las dexase, protestando y prometiéndole de no querer admitir otro general: á lo qual quiso que se obligasen por escrito, y llegó esto á tanta declaracion que no quisso consentir en el papel una claúsula en que reservavan que esta promessa se havia de entender en servicio de S. M. Cessarea, y assí la mandó borrar. Y huvo sobre ello grandes debates, por la instancia que algunos hizieron en que no se omitiese esta claúsula; pero finalmente lo firmaron sin ella en un gran banquete que se hizo en casa del coronel Lilo; á quien havia cometido esta negociacion.

Poco antes desto, me havian hecho honrra algunos de los principales cavos del exército del Emperador de fiar de mí el secreto de lo que havia de passar en esta junta, y de las maquinaciones que traya Fritlant en deservicio de S. M. Cessarea, para que yo le desengañase y se procurase encaminar el remedio. Y assí por mi medio lo vino á entender todo S. M. Cessarea, y á saver con evidencia la infidelidad con que procedió en los tratados del verano passado, que todos yvan endereçados á los fines y intereses particulares del duque, y á irreparable daño y deservicio del Emperador, que tenia tratados con la corona de Francia, y ya señalado personas para embiar á Roma y á otros potentados de Italia á disponer una comocion universal contra la casa de Austria; que llamava á Arnheim y Francisco Alberto de Saxonia con yntento de concluyr la paz con los dos electores de Saxonia y Brandenburg, haciéndoles qualesquier partidos, á trueque dé que le diessen sus armas, para con ellas, y las que tiene, hazerse elegir rey de Bohemia, obligar el Emperador á salir de Alemania, y en summa fundar su fortuna y grandeza sobre la ruyna de S. M. Cessarea y depression de la case de Austria.

Huvo despues avisos de diferentes partes, y yo los tuve de Bohemia y Saxonia, correspondientes á este: y assí desengañado el Emperador de lo que podia fiar del duque, y temiendo lo que podria concluyr ó declarar en la segunda junta que havia combocado de los cavos, por haverse de hallar tambien en ella los comissarios del enemigo, despues de havarlo consultado en una juntilla en que me mandó intervenir, embió órden secreta á los cavos fieles para que, con ocassion de yr á la junta, le procurasen prender á él y á algunas pocas personas sus mas confidentes, para oyrle y hacerle su processo sobre los cargos que sele imputavan; embiando al mismo tiempo órden para la forma del govierno del exército, hasta que se dispusiese otra cossa. Y aunque los cavos lo han procurado executar, no se ha podido executar, por haver el duque de Fritlant en este ynterin mudado la guarnicion de Pilsen, introduciendo en la plaza y su contorno gente y officiales de quienes tiene toda confiança.

Estando las cossas en este estado, se offrezian dos medios: uno el de la dissimulacion, y el otro juntar el Emperador sus fuerças, separando les fieles á su servicio de los que no lo son. El primero no huvo lugar, saviéndose de cierto que Fritlant caminava muy á prissa, y que con mucha brevedad queria yr á Praga, y enir aquí á executar su dañada intencion: con lo qual forçosamente se huvo de seguir el segundo, si bien se anteven los daños, y menoscavo del exército que necessariamente sucederá, y los grandes peligros á que se espone todo. Y assí se resolvieron los cavos á ápartarse dél, saliendo de Pilsen con diferentes pretextos: y por mandado del Emperador se an dado órdenes en todas partes, declarando que S. M. le ha quitado el cargo, para que los coroneles no le obedezan de aquí adelente; y que respetivamente á las provincias donde estuvieren alojados, estén á órden de los condes Galasso, don Baltassar Marradas, Aldringuer, Picolomini y Coloredo, hasta otra disposicion. Todos estos hazen officios y diligencias para confirmar los officiales y soldatesca en la fidelidad y servicio del Emperador. Y de quien mas se puede temer es del conde Tersca, cuñado del duque de Fritlant, por los muchos regimientos de cavallería que tiene, y tambien de la gente que pudiere descaminar Lilo, porque estos dos son muy confidentes y declarados por suyos: si bien todavia so espera negociar algo por medio de sus tenientes coroneles, con quienes tambien se hazen diligencias. No obstante todo lo qual es de temer que, por poca gente que quede con Fritlant, quedará harto descompuesto el exército del Emperador, y que, si se dexa lugar al duque para dar órden á sus cossas y ajustarlas con los enemigos, sin duda pondrá las del Emperador en gran aprieto.

Ha venido el conde Aldringuer para consultar y tomar órden de lo que en este frangente se ha de hazer. El Emperador ha resuelto que las tropas que havian venido á los alojamientos se buelvan á encaminar todas la buelta de Pilsen y de acercarse á Bohemia. Procura seguirle S. M. Cessarea en persona, y el Sor rey de Ungria, para alentar y confirmar los fieles en su devocion, procurar reducir los que aun no se huvieren declarado, intentar contra el duque de Fritlant lo que se pudiere para epagar esta llama en su principio, ó resistir con tiempo á lo que él con ayuda de los enemigos quisiere intentar ó emprender.

Esta es hasta ahora la determinacion del Emperador, de que me embió luego á dar quenta. Háme parecido darla á V. A. con correo expresso, para que, viendo el aprieto y último peligro á que todo queda expuesto, se sirva de mandar acudir y asistir á estas cossas, en conformidad de lo que en otras cartas deste despacho represento y supplico á V. A., cuya Real persona guarde Nuestro Señor muchos años, como sus criados desseamos. Viena, á 21 de hebrero 1634.

Serenísimo Señor,

Besa los pies de V. A.
El Conde de Oñate.

4. Relacion de la muerte de Walenstein y de sus sequaces.

Cuando Walenstein se retiró de Pilsen, gobernara á la saçon en Egra el theniente-coronel Cordon de nacion Escocés, que era uno de los del conde Tersca á quien Walenstain havia dado, pocos dias antes, un regimiento, y órden para yr á tomar la possession; pero poco despues la tuvo de no partir de Egra; de cuyo presidio era sergente mayor un cavallero irlandés, llámado Lessele, á quien el Walenstain embió á llamar á Pilsen, pero en el camino le encontró que se yva retirando. El pretexto con que cubrió su retirada con estos cavos, fué decirles que, haviendo el rey de Ungria querido salir en campaña y mandar las armas contra el gusto de su padre, se havia dividido el exército en dos parcialidades, y que él sustentava la del Emperador, exhortándolos á quedar constantes en su séguito y obediencia: y como estos officiales no tenian aun avisso de la traycion de Walenstain, ni de haverle S. M. Cessarea quitado el generalato, le bolbieron á assegurar de su fidelidad en el servicio de S. M. Cessarea, y le valió esta treta para que le admitiessen en la plaça sin escrúpulo, si bien le costó despues la vida.

Los discursos que luego tuvo, con quejas del mal tratamiento que recivia del Emperador, y ostentacion del poder y hacienda que tenia para levantar y sustentar un exército independiente de nadie, hicieron reparar mucho en estos officiales: pero despues quedaron totalmente desangañados, quando Walenstain, para alentar y moverlos mas á seguir su fortuna, les mostró par una carta del duque Francisco Alberto de Saxonia que el de Weymar juntava su gente para venirle á socorrer. Conocido su intento y traycion, consultaron los dos officiales referidos, y otro llamado Putler, de la misma nacion, la forma en que se havian de gobernar en este frangente, y despues de considerado por una parte la traycion á que los queria persuadir (en que ellos no havian de consentir), y por otra la difficultad y peligro que tenio el tratar de prender á Walenstain y á los confidentes que llevava consigo, por estar ya tan zerca el enemigo, resolvieron el darles muerte, para librarse ellos de la traycion á que los querio apremiar, y cortar con esto el hilo á quanto havia tramado en deservicio del Emperador. Para ponerlo en execucion, convidó el Cordon á zenar en el castillo á los condes Tersca y Quinsqui y al maesse de campo Lilo, juntamente con el sargente mayor Lessele y Putler, donde al tiempo de los postres entró un capitan de la misma nacion con algunos pocos soldados, con el nombre que tenia concertado á dar la muerte á estos sequazes de Walenstain: como se hizo. Y poco despues se executó, en la ciudad, lo mismo contra Walenstain en su alojamiento, donde le atravesó un capitan con una partesana, diciéndole primero la caussa de su muerte, sin que él respondiesse palabra: ni en el lugar aya havido rumor ni alteracion por esta caussa.

Este es el fin que ha dado la tragicomedia deste prodigio. Y poco despues fué tambien presso Francisco Alberto de Saxonia, que, ygnorando lo que havia passado, venia abocarse con él.


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